La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.

29 de julio de 2012

Recorriendo Comino

     Dado que era el último día que mi compañero de viaje estaría en Malta, decidimos visitar uno de los rincones más conocidos del país por sus maravillosas aguas, Comino y la Blue Lagoon.
     Después de un mes aquí, he llegado a conocerme la isla bastante bien y sin hacer demasiado caso a las recomendaciones que me fueron haciendo, tracé mi propio recorrido. Volvimos a la terminal de ferries, pero en esta ocasión, tomamos un pequeño barquito para llegar a la tercera de las islas que componen Malta.
     La travesía fue una auténtica aventura, surcando olas a toda velocidad y la sorpresa al llegar a la isla fue tremendamente gratificante. Nunca antes había visto un lugar con aguas como aquéllas.

Llegada a la Blue Lagoon.


 
 
     Antes de escoger un lugar donde dejar nuestras mochilas decidimos recorrer la isla andando. Al cabo de un rato, nos sentamos para disfrutar de las impresionantes vistas y de mi bocadillo de jamón serrano. Después de un mes, cuan agrdable fue recibir tres paquetes de jamón, ya que aquí en Malta, no se encuentra.

 
 


 










     Al ser uno de los rincones mas turísticos de Malta, la Blue Lagoon se llena de gente durante todo el día. Así que decidimos cruzar al otro lado, a una pequeña playa de arena blanquísima, ya que el agua no cubría demasiado.
     Tras meter todo lo necesario en la mochila, y colocarla encima de nuestras cabezas, empezamos nuestra travesía. Debo decir, que me costó un poco llegar al otro lado a causa de alguna que otra ola que cubrió mi cabeza por completo, pero mi mochila y la cámara llegaron en perfectas condiciones.
     El mayor altercado lo tuve al volver, ya que me dejé guiar por un chico que caminaba delante de mí y al ver que su espalda quedaba completamente fuera del agua, decidí seguirle. Sin embargo, al poco rato, empecé a notar que el agua subía demasiado deprisa y que en determinados momentos mi cabeza quedaba completamente cubierta por las olas. Durante algunos momentos, tan sólo se veía una mochila surcando el mar y unos brazos sujetándola.
     Al llegar al otro lado, descubrí que aquel muchacho resultó ser el típico sueco que mide dos metros de alto, es decir, exactamente lo mismo que yo.



 
     Dado que hacía muchísima calor y los espacios con sombra eran inexistentes, decidimos tomar el barco para regresar a Malta. Durante la vuelta, disfrutamos de un estupendo recorrido alrededor de las grutas y cuevas de Comino.
 











     Comino esconde, uno de los rincones más hermosos del país. Dudo sinceramente, que vuelva a ver un lugar como éste, unas aguas como éstas.

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