La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.

30 de mayo de 2012

El embrujo de Granada

     Habíamos quedado en la Plaza de los Reyes Católicos y desde allí, sinceramente, no recuerdo el recorrido que hicimos, pues yo me dejé guiar por mi amiga y su pareja, que conocen Granada mucho mejor que yo.
     Paramos a comer en un restaurante y después, me llevaron al Gran Café de Cine, lugar que me encantó por su ambiente y especialmente, por su decoración. Así que, si eres un amante del cine, no te marches de Granada sin haber visitado este bonito local.
     Como el día invitaba a caminar, decidimos pasear tranquilamente por la ciudad, aprovechando también, para hacer las últimas compras.

Plaza de los Reyes Católicos al final de la Gran Vía.

Jardines del Triunfo.

Recorriendo la Gran Vía.

Puerta de Elvira.

Subdelegación del Gobierno.

Basílica del Sagrado Corazón de Jesús.


Fuente de los Leones en el Paseo de Salón.

     Había ido de una punta a otra de la ciudad, y estaba un poquito cansada, pero quería volver a disfrutar de las vistas de la Alhambra y Sierra Nevada. Así que, desde el Paseo de Salón subí de nuevo al Mirador de San Nicolás.
     Desde allí puedes sentir la magia de Granada, la ciudad de barrios blancos, de ríos con aguas claras, de torres rojizas levantadas junto a cumbres de nieve perpétua. En pocos lugares puede apreciarse tan perfecta armonía entre arquitectura y naturaleza.
     Si algo me fascina de esta ciudad, es la mezcla de sensaciones que despierta, la tristeza al alejarte de ella y la ilusión de volver a verla.

Llegando al mirador.




     Aquella noche, nos aguardaba otra sorpresa. Había visitado la Alhambra algunos años antes, pero todavía no existía la posibilidad de hacer una visita nocturna. Así que en esta ocasión, compré entradas para visitar los Palacios Nazaríes de noche.
     Me informé previamente de las posibilidades para acceder a la Alhambra, ya que a esas horas el minibús no funciona y aunque subir andando es una opción, en mi caso resultaba imposible, ya que no hubiéramos llegado en días. Así que lo más cómodo fue tomar un taxi en la misma Plaza Santa Ana, convirtiéndose el recorrido hasta entrar en los Palacios Nazaríes en una fantástica aventura.
     Si tenéis la posibilidad, os recomiendo visitar alguno de sus rincones de noche, ya que iluminada bajo la luz de la luna, la Alhambra tiene un encanto especial.
     A la mañana siguiente, pondríamos fin a nuestro viaje.

     Éste fue el peor viaje que he hecho nunca, en cuanto a compañía se refiere. Viví una situación que no le recomiendo a nadie y por la que espero, no volver a pasar. Pero aprendí, que viajar es una excelente forma para conocer a los demás y sobre todo, para encontrarte contigo mismo.
     Y es que, pueden hacerse distintos viajes a un mismo lugar, pero cada viajero, pertenece al suyo, ya que cada viaje nos regala, lo que somos capaces de ver. Y a mí, ninguna ciudad me ha enriquecido tanto, como Granada.


MAYO 2011

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