La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.

17 de mayo de 2012

Paseando por Thun

     Si existe una ciudad con encanto, esa es sin duda, Thun. Esta bonita ciudad rodeada por un magnífico paisaje se encuentra situada al borde del Lago Thunersee. El río Aar divide su caso antiguo en dos, quedando la calle Bälliz, mezcla de compras y cultura, en medio de un islote comunicado por puentes.

Llegada a Thun.

La Iglesia desde la calle Bälliz.

Vistas desde el puente junto al muelle.

Vistas desde el muelle al borde del río Aar.



     Siguiendo el muelle se llega a la Rathausplatz, donde como bien indica su nombre, está emplazado el Ayuntamiento. Lo más impactante de esta plaza, a parte de sus bonitos edificios, es el imponente Castillo medieval que se alza por detrás de ésta.

Plaza Mayor.

El Ayuntamiento de Thun.

Ver por primera vez este Castillo resulta sobrecogedor.



     Paseando por las calles, y dejándote guiar por la ubicación del Castillo, se llega a la Iglesia. Y en todo momento puede disfrutarse, de los hermosos paisajes que rodean a esta pintoresca ciudad.

La Iglesia de Thun.

Llegada al Castillo.

El Castillo es tan alto, que resulta imposible fotografiarlo entero.

A un lado de la ciudad están sus verdísimos campos.

Al otro se encuentra el lago rodeado por montañas infinitas.



     Siguiendo el río se puede llegar a  un parque o bien al embarcadero. Desde este último salen barcos que hacen distintos recorridos por el lago, permitiéndote visitar las ciudades costeras que hay en él. Por experiencia personal, recomiendo tomar uno y además, ir equipado con ropa de abrigo, pues durante el trayecto es posible que el tiempo cambie en más de una ocasión.

De camino al embarcadero.

Mi recorrido era: Oberhofen, Gunten, Spiez, Merligen y Beatenbucht.

Empezaba el viaje que se convertiriría en una experiencia única.


La nieve hace acto de presencia.








     El trayecto duró un par de horas y durante todo ese tiempo estuve completamente embelesada ante tan extraordinario paisaje. Para mí, aquel viaje, fue una experiencia increíble.
     Estar en aquel barco, en medio de tan hermoso lago, rodeada de montañas que parecían no tener fin, envuelta en aquel contraste de colores: el azul del lago, el verde de las montañas y campos, el blanco de las cumbres cubiertas de nieve, los rayos de sol reflejados en el agua que de repente desparecían tras las nubes, las primeras gotas de lluvia que empezaban a caer, todo aquéllo me hacía sentir insignificante, diminuta entre tanta grandeza, ante tanta perfección de la naturaleza.
     Aquél fue, uno de los momentos más enriquecedores que me regaló este hermoso país. 

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