La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.

28 de mayo de 2012

Cambio de rumbo

     Aquella mañana, el cielo había amanecido totalmente cubierto de nubes, así que equipada con un paragüas y mi cámara de fotos, me fui a recorrer Granada, al más puro estilo turista.
     Desde el apartamento fui hasta el final de la Calle San Juan de los Reyes pues allí se encuentra el Palacio de los Córdova, parándome durante el camino a charlar con otros viajeros en la Placeta de la Victoria, y aprovechando también, para tomar unas fotos de la Alhambra.

La Alhambra desde la Placeta de la Victoria.


Jardín principal del Palacio.

Palacio de los Córdova.

Patio interior del Palacio.

     Después de pasar un buen rato charlando con el encargado del lugar y las señoras de la limpieza continué mi camino. Quería visitar el barrio de Sacromonte, así que me preparé mentalmente para subir aquellas cuestas e hice acopio de fuerzas. La recompensa, mereció la pena.

Vistas desde el barrio de Sacromonte.


     Desde allí, descendí hasta el Paseo de los Tristes para visitar los Baños Árabes. Lo que más me llamó la atención de este lugar, fueron sus característicos techos, decorados con agujeros en forma de figuras geométricas por donde se colaba la luz.

Patio interior de los Baños Árabes.


Puente de piedra en el Paseo de los Tristes.

     Siguiendo la Carrera del Darro llegué hasta la Plaza Santa Ana, donde están emplazados el Colegio de Abogados de Granada y la Iglesia. Como todavía era temprano, aproveché para visitar la otra parte de la ciudad, donde se encuentran la Facultad de Derecho de Granada y la Parroquia San Justo y Pastor.

  
Iglesia de Santa Ana.

Ilustre Colegio de Aogados de Granada.

    Facultad de Derecho.

  

  
Parroquia de San Justo y Pastor. 

     Aquella tarde, subimos, a través de estrechas callejuelas adoquinadas, hasta el Mirador de San Nicolás, lugar de visita obligada para cualquier turista que se encuentre en Granada. Siempre está lleno de gente, y es normal, pues ofrece unas vistas preciosas de la Alhambra y Sierra Nevada. Es sin duda, uno de mis rincones favoritos de esta hermosa ciudad.

Increíbles vistas desde el mirador de San Nicolás.


     Por la noche, fuimos a cenar a un bar de tapas situado en el Paseo de los Tristes, llamado La Bella y la Bestia, en el cual recomiendo pararse a degustar sus fantásticas tapas. Al llegar al apartamento, recibí una agradable sorpresa. Al día siguiente, una amiga de Almería, que tiene el don de aparecer en los momentos oportunos, vendría a visitarme.

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